viernes, 27 de marzo de 2009

"Don Juan en los infiernos" de Charles Baudelaire

Cuando bajó Don Juan a la onda subterránea,
y cuando le hubo dado su óbolo a Caronte,
Una sombra mendiga, airada como Antístenes,
Con brazo vengador agarro cada remo

Con sus pechos colgantes y sus ropas abiertas
Bajo el oscuro cielo se crispaban mujeres
Y, como un gran rebaño de víctimas dispuestas,
Arrastraban tras él un extenso mugido.

Riendo Sganarelle le pedía sus prendas,
En tanto que con dedo tembloroso, Don Luis
Enseñaba a los muertos que por la orilla erraban
El hijo audaz que un día deshonró su alba frente.

Temblando bajo el luto, la casta y flaca Elvira,
Junto al pérfido esposo que también fue su amante,
Parecía exigirle la sonrisa suprema
Donde dulce brillase su primer juramento.

Erguido en su armadura, un gran hombre de piedra
Sujetaba el timón, cortando el negro cauce;
Mas el héroe, calmo, apoyado en su estoque,
Contemplaba la estela sin dignarse a ver nada.

Trad. Alain Verjat y Luis Martínez de Merlo

1 comentario:

  1. Dijo Saint-Paulien, sobre Don Juan: "joven animal que hace el amor como un alcoholico se bebe un vaso de vino", a parte de este desenfreno Don Juan es quien es por su arrogancia y su afán de aventura. En el infierno, este vino no se vuelve exitante, no es ya un reto, es algo bulgar; por ello es indiferente.

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